martes, 22 de julio de 2008

"Cristina, Cobos y el coraje cívico" Por Esteban Bullrich *

Cuando era pequeño recuerdo que había una forma de escapar de cualquier macana: cerrar los ojos. Uno podía haber matado las plantas de la abuela, arruinado algún documento del padre con un garabato o roto un jarrón familiar y sólo bastaba con cerrar los ojos para 'desaparecer' y eludir el reto. Esta vía de escape desaparece al madurar porque se es capaz de enfrentar la realidad.


La presidente Cristina Fernández habló en el nuevo aeropuerto de Chaco, a poco más de 12 horas de que el Senado rechazara la resolución 125 y mandara un mensaje clarísimo al corazón de las formas Nestorianas: murió esta forma de hacer política. Sin embargo, la Presidente eligió hacer como los chicos, cerrar los ojos. Y acá 'no paso nada.' Es entendible que quienes apuestan a todo o nada, les cueste aceptar cuando pierden todo. Pero es importante marcar que fue Néstor quien jugó a todo o nada. Cristina es presidente de todos los argentinos y seguirá siéndolo, pero debe abrir los ojos. El croupier se llevó todas las fichas, pero las de su marido. La historia suele elegir a determinados hombres y mujeres y,los pone en circunstancias que parecen de un tamaño sobredimensionado para ellos. Julio César Cleto Cobos estuvo en una de ellas el jueves a las 4 de la mañana. Y la enfrentó con coraje cívico y responsabilidad republicana. Coraje cívico al priorizar los valores de la república y el federalismo. Por anteponer las instituciones sobre la presión de personas o grupos. Coraje porque, utilizando sus palabras, habló del corazón y de la convicción, en vez de lealtad a postulados políticos borrosos. Coraje al prevalecer de la condena de algunos, la verdad incontrastable del respeto al sustrato de nuestra sociedad: la Constitución y las leyes. Responsabilidad republicana porque Cobos entendió que debía actuar como vicepresidente, despegándose de cualquier circunstancia adicional. Era él quien debía hacer una última apelación al consenso. Era él, el vicepresidente, quien debía ponerle fin a la ceguera oficial para poder comenzar de cero y solucionar un conflicto que se prolongó demasiado. Cristina tiene en su vicepresidente un ejemplo a seguir para el país que viene. Puede tomar ese coraje cívico y reconocer una realidad. Abrir los ojos y comprender que no hay traición sino, pedido por cambiar las formas de su marido y tomar las propias. Un ruego por ver más a Cristina y ver bastante menos a Néstor.Poner coraje cívico y reconocer el error para continuar el gobierno. La derogación de la resolución 125 sin duda es un primer paso.Pero también debe encarar el conflicto, sacando del medio a las patotas delíacas y las peroratas nestorianas para gobernar para todos los argentinos, como proclamó en Chaco. Asumir su rol de presidente y llamar en serio al acuerdo del Bicentenario a todos, no sólo a los que piensan como ella. La fórmula Fernández–Cobos pertenece a la historia argentina.
Con coraje cívico y responsabilidad republicana pueden empezar un nuevo capítulo de la misma. Abriendo los ojos Cristina puede dejar de ser Néstor y ver que todavía tiene muchas fichas por jugar.

(* Esteban Bullrich es diputado nacional por el PRO y presidentedel partido Recrear)

jueves, 17 de julio de 2008

El día que Cobos fue Argentina

NUEVA PUBLICIDAD DE ADIDAS

COBOS TERMINO CON UNA FORMA DE GOBERNAR

El kirchnerismo, tal como se lo conoció, ha terminado en la sorprendente madrugada de hoy. Un hombre solitario, Julio Cobos, que tomó la decisión más importante de su vida rodeado sólo por su familia, maltratado por el oficialismo en las últimas semanas, terminó con una forma de gobernar y con un estilo de mandar que duraron cinco años.
Cobos no fue un verdugo oportunista, sino la expresión última y definitiva de una crisis que había dejado al kirchnerismo sin opinión pública, sin confianza social en la economía, sin aliados y sin gran parte del peronismo. Se necesita cometer muchos errores políticos para convertirse tan rápidamente en un paria de la política después de usar y abusar de un poder hegemónico durante un lustro.
El primer y más grande error fue el capricho. La Presidenta y su esposo dejaron pasar no menos de cuatro o cinco oportunidades para acordar con las entidades agropecuarias un final digno del conflicto. Los ruralistas no fueron el motivo de tanta decadencia, pero su resistencia fue esencial para catalizar el malhumor colectivo.
Una cierta ceguera política se apoderó del liderazgo político de la Nación, que le impidió ver que ya no era hora de doblar la apuesta, como lo había hecho siempre el kirchnerismo, sino de apaciguar los conflictos que podían crecer al calor del descrédito oficial. Crecieron, hasta tomar la dimensión de la enorme derrota de esta madrugada.
Cobos hizo bien en jugar su papel institucional volcándose hacia donde estaba la sensación generalizada del Congreso. Hasta los oficialistas que votaron por el proyecto de las retenciones lo hicieron, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, con la sensación, fácilmente perceptible, de que estaban haciendo lo incorrecto. Un desempate del vicepresidente a favor del proyecto oficial hubiera significado arrancarle al Congreso una decisión contra su naturaleza y contra su opinión más extendida. Hubiera sido un exceso del poder circunstancial y casual de un solo hombre.
La Presidenta tiene la Jefatura del Estado y su responsabilidad es ineludible. Pero tan notable como esa responsabilidad fue el fracaso de la estrategia diseñada por su esposo, el ex presidente. Néstor Kirchner llegó a boicotear, en nombre de la "compañera Cristina", las negociaciones con el campo que abrió la propia Presidenta. El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, hablaba con los dirigentes rurales por indicación de Cristina Kirchner, pero el pendenciero secretario de Comercio, Guillermo Moreno, salía paralelamente a agredir a los ruralistas por orden de Néstor Kirchner.
Las formas del maltrato kirchnerista están también en la explicación de la soledad en que quedó el oficialismo cuando le llegó la adversidad. El ejercicio de cortar siempre puentes políticos y afectivos significa anular cualquier posibilidad de retirada o de rectificación. Se juega a todo o nada, a la derrota o a la victoria. La derrota se abatió ahora definitivamente sobre el oficialismo.
Una administración débil deberá afrontar un destino de tres años y medio más de vida. Podrán citarse muchos ejemplos de gobiernos del mundo que perdieron votaciones en los parlamentos y tuvieron luego una vida lozana. Son ciertos. La única y crucial diferencia es que ninguno de esos gobiernos mandaba como mandaban los Kirchner. El matrimonio presidencial argentino no sabe gobernar de otra manera que no sea asestándole su propia voluntad a la política y a la sociedad.
Eso es lo que ha terminado en la madrugada más ingrata de los Kirchner. El destino de los actuales gobernantes se cifra ahora en su capacidad para cambiar un modelo de gobernar y en descubrir un modo consensual de administrar el país. Los Kirchner nunca han recurrido a esas prácticas normales de la política, ni en Santa Cruz ni el gobierno nacional. No se puede predecir, por lo tanto, lo que sucederá cuando las cosas carecen de experiencia previa.

(Joaquín Morales Solá. Diario La Nación. 17/07/08)

martes, 8 de julio de 2008

Diputados por Santa Fe a favor de las retenciones

"Y que al votar... las urnas estén cargadas de memoria" (Pte. Néstor Kirchner)